miércoles, 28 de mayo de 2014

Resumen de la experiencia a lo largo del curso

La primera dificultad que se nos presentó en el presente curso fue la de detectar aquellos alumnos que necesitan ayuda extra para alcanzar sus metas. Una vez detectado el alumno con el que iba a trabajar la cuestión se simplificó bastante por tener el objeto de estudio perfectamente localizado, aunque ahora el paso siguiente era el de adecuar los el modo de trabajo con él: adaptación de contenidos, preparación de actividades especiales y sobre todo mucho diálogo con el propio alumno, los demás profesores, orientador y contacto constante con los padres: la agenda del alumno cobró una nueva dimensión, se convirtió en la mejor compañera de trabajo. De fracaso no me atrevo a hablar, es una experiencia nueva a la que solo se le ven aspectos positivos, que he utilizado con otros muchos alumnos y me ha ido muy bien a la hora de aplicar las mismas estrategias: he conseguido que muchos alumnos que se daban por perdidos consigan implicarse y sacar de ellos cosas que jamás pensé que fuera capaz; no obstante, confío en poder mejorar y aprovechar aún más todo lo que estamos aprendiendo. Al mismo tiempo, tengo que decir que las relaciones con este tipo de alumnos son mucho más fluidas, ellos maduran más, son más conscientes de sus obligaciones, de los beneficios que obtienen con su nuevo comportamiento, se implican más en el aula, en el centro, sus relaciones con los demás han mejorado muchísimo, y hasta los profesores encontramos un nuevo sentido mucho más gratificante a nuestra labor.

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